"La prueba de que el principito ha existido está en que era un muchachito encantador, que reía y quería un cordero. Querer un cordero es prueba de que se existe"
Sé que puede parecer un poco infantil hablarles a personas mayores acerca de un libro para niños, pero creo que por eso mismo lo hago, para recordarles a esas personas mayores que alguna vez también fueron niños. El principito es uno de esos libros que se pueden leer en una hora o tal vez dos una tarde desocupada, pero a la vez es un libro que tiene muchas enseñanzas para regalarnos.
Es tan sencillo olvidar los momentos felices que teníamos cuando eramos unos niños; cuando sonreíamos al ayudar a alguien, cuando nos hacíamos amigos de los niños por el simple hecho que los encontrábamos en el parque montando bicicleta, cuando nuestro mejor amigo era una mascota, cuando confiábamos sin reparos... tiempos sencillos aquellos...
Este libro nos recuerda eso, que alguna vez todo fue fácil y que la vida no cambio, los que cambiamos fuimos nosotros; por eso debemos recordar en nuestros corazones que aunque crecimos, es importante llevar siempre a ese niño con nosotros; a ese niño que nos hace ver todas las cosas con optimismo, que nos permite soñar y confiar, que nos regala momentos hermosos al lado de las personas que amamos, a nuestro querido principito.
También es importante recordar que una amistad es algo en lo que se trabaja con tiempo y dedicación, y que los verdaderos amigos son aquellos que te tienen siempre presente en sus corazones. Lo que nos enseña el zorro es muy importante, ya que sin darnos cuenta dejamos de preocuparnos por tener amigos y nos sumergimos en nuestro egoísmo. La frase que envuelve todo esto es la siguiente: "los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos."
Por último, quería mencionar a la persona que me hizo llegar este libro, un amigo de un gran corazón que aún lleva en su interior al pequeño niño que fue alguna vez. Gracias Paolo.
Gracias a ti también gordo, que me das la fuerza para seguir cada día y que siempre me arrancas una sonrisa de la cara, me inspiras a escribir y me das ánimos para continuar.
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